lunes, 20 de septiembre de 2010

Me levantaré, iré a mi Padre.



Lucas 15: 18-19

“Me levantaré, iré a mi Padre y le diré: Padre, peque contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.”

Cuantas veces hemos estado en esta situación, angustiosa, profundamente dolorosa, tal vez frustrante, al parecer sin sentido, sin visión, tal como lo dice la parábola del hijo prodigo, hemos estado en esta situación ya no tenemos más de la herencia que Dios nos regalo, el talento que Dios nos regalo, nuestra familia, nuestra esposa y nuestros hijos, o tal vez una familia en la cual estamos queriendo hacer nido, muchas veces tenemos en nuestras manos la posibilidad de solucionar las diferencias o los problemas, pero estamos tan embobados tan apasionados con nuestros anhelos nuestras aspiraciones, muchas veces parecieran ser justas y verdaderas, pero en el tiempo nos damos cuenta que la verdad es que estamos apacentando puercos y que nos gustaría poder comer lo que les dan a esos puercos, pues la herencia que nos fue regalada ya la hemos gastado totalmente, ya no tenemos talento para entregar, ya no queda nada que poder ofrecer pues todo lo hemos gastado malamente.
Esa comida, dada a estos puercos que estamos cuidando sean, amor, dinero, bienes, salud, familia, hijos, etc., que no son nuestros pues nuestra herencia ya la gastamos y en el fondo estamos cuidando le herencia de otro o sirviendo en la vida de otro y no como un enviado sino como un esclavo pues el trato es mucho peor que de jornalero que trabaja por un salario, nosotros estamos trabajando para sobrevivir, es en este hoyo, es en esta pena, es en esta frustración en el inmenso dolor que nos causa el darnos cuenta que hemos perdido lo más preciado y que es la cobertura de Dios para nuestra vida, para nuestros sueños, nuestra familia, nuestro amor por el otro, estamos solos, estamos desamparados, estamos dolidos y por sobre todo sin ganas de salir adelante.

Es ahí donde entramos en conciencia y decimos para nosotros “cuantos jornaleros mi Padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí muero de hambre”, es un grito de suplica, un clamor en nuestro interior, creo que solo se valora lo que uno tiene cuando lo pierde, resulta duro poder entrar en razón, resulta difícil poder ver mas allá de la punta de nuestra nariz y decir “ Me levantaré”, pues aun estamos medios aturdidos por la vida que llevamos, se nos olvida que Dios mi Padre puede hacer todo nuevo y mejor, pero como dudamos no porque mi Padre pueda darme cobertura sino porque parece ser que no somos dignos después de gastar la herencia Lc. 15:7 “Os digo que, de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta”, sabemos estas palabras pues nuestro Padre nos la repite día y noche, decimos en nuestro interior, si me trata como un jornalero se que estaré mejor, mejor de lo que estoy hoy, entonces a tientas y aun sin mucha convicción me levanto y me pongo en camino, se que será largo, se que será duro, se que muchas veces me caeré, que tendré ganas de renunciar, de volver a apacentar puercos, pero en mi interior está la esperanza de que por lo menos en la casa de mi Padre los jornaleros comen mejor, los jornaleros tienen bien a su familia, su esposa esta a su lado, sus hijos lo quieren y esperan, tienen un trabajo bueno y estable, gozan de buena salud y todos los demás beneficios que yo hoy no tengo. Si me levantaré y volveré pueda ser que Dios se apiade de mí y me restaure completamente, por lo menos tendré que comer y no solo sobras.

Esto me hace pensar, y reflexionar si me he dado cuenta que hace tiempo que estoy comiendo sobras, si tengo fuerzas para levantarme e ir donde el Padre y decir “ peque contra el cielo y contra ti Padre mío, Señor mío y Dios mío, perdóname, sáname, sálvame y te pido que me trates como a uno de tus jornaleros”, sabemos de mas que Dios nos está esperando con los brazos abiertos, la pregunta es en qué etapa estoy, he entrado en conciencia, me levante o aun estoy cuidando los puercos ajenos y no los de mi Padre, es decir mi familia, mis hijos, mi amada, mi casa, cada uno sabe muy bien donde está en esta etapa de restauración, creo que yo estoy aun en la parte de me levantaré, me falta mucho por recorrer y por caminar, será una etapa de purificación de penitencia de arrepentimiento de todo lo que gaste de mi herencia, pero sé que por lo menos en la casa de mi Padre hay muchos jornaleros que viven mejor que yo ahora y solo espero que me trate como a uno de sus jornales, no pido nada más solo que me deje dormir y vivir a mí y mi familia mi amada Catherine y mis hijas en su dominio.

Dios mío escúchame, oriéntame, guíame hacia ti y mi restauración, dame un nuevo corazón, da a Catherine un nuevo corazón y reconstruye lo que te pertenece en mi y que es tuyo pues yo lo destruí en mala vida, dame tu fuerza para pararme y caminar hacia ti, te doy mi corazón y mi vida pues tuyo soy.

Isaías 38: 1-6

"En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de Amos, vino a decirle: Así habla Yahveh: Has testamento porque muerto eres y no vivirás. Ezequías volvió su rostro a la pared y oró a Yahveh. Dijo: ¡Ah Yahveh! dígnate recordar que yo he andado en tu presencia con fidelidad y corazón perfecto haciendo lo recto a tus ojos. Y Ezequías lloró con abundantes lágrimas. Entonces le fue dirigida a Isaías la palabra de Yahveh, diciendo: Vete y di a Ezequías: Así habla Yahveh, Dios de tu padre David: He oído tu plegaria, he visto tus lágrimas y voy a curarte. Dentro de tres días subirás a la Casa de Yahveh. Añadiré quince años a tus días. Te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey de Asiria, y ampararé esta ciudad."
Amen y amen.

Cristian
Voz que clama en el desierto

No hay comentarios:

Publicar un comentario